A primera vista, es un lugar realmente bonito. La naturaleza, la decoración y el ambiente general son encantadores y crean una experiencia única. Sin embargo, aunque el entorno es atractivo, el servicio es realmente decadente, lo que empañó mi estadía.
Desde el primer contacto, las líneas de comunicación resultaron ser bastante deficientes. A través de WhatsApp, las respuestas eran lentas y, en ocasiones, el tono utilizado por el personal era poco amigable. Además, me encontré con una limitación significativa: la plataforma de reservas no acepta American Express, y el intento de pagar con PayPal resultó en un “error” en múltiples ocasiones, lo que me obligó a hacer la reservación a través de un tercero porque el personal nunca atendió a mis quejas. Esta falta de opciones de pago fue una gran frustración, especialmente considerando que el restaurante también tiene las mismas restricciones con AMEX.
Al llegar al front desk, mis expectativas se vieron frustradas nuevamente. El personal no parecía estar dispuesto a escuchar mis requerimientos y, en vez de ofrecer soluciones, rápidamente se predisponían a rechazar mis solicitudes. (Estoy casi seguro que eras las mismas pero que manejaban las líneas de chat) cuando intenté hablar con un manager o supervisor, la respuesta fue negativa. Solo un chico delgado, que nos llevó a la habitación, mostró un interés genuino en ayudar, aunque claramente carecía de la autoridad para resolver los problemas.
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