El trato en recepción fue muy malo, especialmente del portero que trató de mofarse sin éxito de mi esposa, además de que siempre hizo gestos de enfado o desagrado durante toda la comunicación que se tuvo con él, una persona desagradable. Otro elemento en contra es la limpieza, por ejemplo, en las sábanas había cabellos, en cajones encontramos productos de higiene personal de otras personas (toallas femeninas, bolsas, jabón, etc) y los sillones estaban muy sucios. Definitivamente no volveremos, aún cuando las habitaciones son suficientes para una estancia corta.