Llegamos al hotel un poco mosqueados, porque al poner la dirección en el navegador no esperábamos encontrarnos con un tramo final de 300 o 400 metros con un camino de piedras, donde los coches poco altos podrían tener dificultades. Pero al llegar a la Piña Verde, nuestros recelo y desconfianza , comenzó a remitir.
El sitio es idílico, super cuidado, y los anfitriones que son una pareja, mucho mas que amables, son un sol.
Mi esposa tiene pánico a los perros y ellos tiene uno muy simpático que deambula por las zonas comunes. al enterarse del problema de mi mujer y tras llegar de la playa nos dijo que se lo había acercado a un amigo cercano para que nos sintiéramos mas a gusto. No hacia falta pero lo hicieron.
Las habitaciones super espaciosas y con muy buen gusto en su decoración. No esperéis televisión en la habitación, porque se va un sitio así para desconectar tecnológicamente.
En su lugar promueven un salón común con todas las comodidades.
El desayuno mas que estupendo que ellos mismos realizan prácticamente a la carta y que ellos te dan a elegir si quieres en una mesa con los demás comensales ya que se trata de un hotel Rural con 3 habitaciones y de parejas o si lo prefieres en una mesa aparte.
Nosotros optamos por una mesa común que fue muy entretenida y divertida y no aparecieron los móviles por ningún sitio.
El enclave como indique es muy natural y rural, pero con una situación muy cercana y comoda a todo lo que ofrece la zona de Estepona o Marbella.