En plena plaza mayor, con una ambientación y una vista muy hermosas, consigue ser un excelente lugar de descanso. Doy fe porque en plena noche de Viernes Santo, con toda la plaza llena de gente, no se oía apenas nada dentro de la habitación, gracias al cierre de las ventanas.
La calidad del restaurante para la cena fue estupenda, con un servicio rápido y muy amable. El desayuno, muy completo también, incluyendo alimentos para veganos.