Es un hotel tradicional, no está renovado y puede parecer viejo, pero realmente le da un toque encantador al estar en una zona de montaña. La habitación tiene una sala con tatami muy amplia, 2 camas (si no me equivoco no tienen camas dobles) no muy comodas pero ok. Ademas, hay espacio para las maletas y un tocador. El lavabo está separado del wc y hay una ducha con bañera (estilo onsen). Te dejan una yukata, calcetines y tetera con un par de bolsitas de te. Las toallas que dan son pequeñas pero útiles.
Hay un onsen público que puedes usar hasta medianoche, pero nosotros no lo usamos.
Ofrecen desayuno muy básico por unos 500yen, y tienen máquina expendedora de platos precocinados y microondas.
En el mostrador habia una chica muy agradable y eficiente que nos pidió un taxi para salir a primera hora.